jueves, 20 de marzo de 2008

¿Cómo entender la complejidad de la muerte? Son los malditos -¿o benditos?- recuerdos los que nos hacen odiarla. De no ser por estos no estaríamos pensando en lo que fue y ya no es, y no estaríamos llorando por lo que hubiera sido y ya no será. Aunque muchas veces, con los muertos en la tumba, nosotros nos encargamos de que en nuestros oídos no retumben nunca más las palabras de nuestros difuntos, y por medio de una ficción nos convencemos de que nuestra vida sigue y que, por ende, a los muertos toca dejarlos ir.
Aún así, negar que el sonido de las voces de quienes partieron al país de nunca jamás aún hace eco en nuestro ser, es engañarnos a nosotros mismos. Debemos estar dispuestos a recordar, es más, hemos de poner nuestros mayores esfuerzos en ello. De no hacerlo, nos perderemos de una de las más preciadas facultades que tiene el ser humano por esencia: recordar(la otra es soñar). Además, el olvido es una enfermedad que sólo nos lleva a ejecutar errores ya cometidos.
No podemos permitir que la muerte se robe nuestros recuerdos, y mucho menos nuestros sueños. Así, dispuestos a recordar, permitámonos seguir soñando. No dejemos que esta muerte acabe con lo que hemos construido, sino que, por el contrario, esforcémonos por lograr que a nuestros sueños – ¡vaya trillada, pero hermosa palabra!- no los mate ni la propia muerte.
Ana Cristina Henao
Justify Full
ESTE FUE EL ESCRITO QUE LE ENTREGAMOS A CRISTINA LA MAMA DE JUAN....
AQUI ESTAMOS Y SEGUIREMOS LUCHANDO POR LO QUE QUEREMOS.....

Familia Villamil Padilla:
A pesar de que no los conocimos en persona antes, sabíamos de ustedes por lo que hablaba Juan, y por ello sabemos que son unos seres humanos espectaculares por eso, queremos hoy no solo darles las gracias por haber dado vida y formado a un ser como Juan Rodrigo sino también acompañarlos en su dolor. Dolor que no se compara al de ninguno de los que podamos llegar a sentir nostalgia por la partida de un amigo y compañero como lo fue Juan, lo cual no niega que tengamos algo en común; un recuerdo.
Hace poco empezamos –unos un poco antes que otros- a conocer a Juan Rodrigo, pero no nos hizo falta mucho tiempo para darnos cuenta de todo lo que valía y por eso podemos asegurarles que en cada uno de nosotros dejo esa esperanza, esa energía luchadora por la libertad y la felicidad que lo caracterizaba en todo momento. Juan se convirtió en un hombre tan verraco que no necesitaba gritar para hacerse escuchar porque sus palabras se quedaban retumbando en nuestros oídos por largas horas. Mil felicitaciones por tener un hijo y un hermano así y esperamos que nunca olviden que estaremos siempre recordándolo.
Esta lucha en la que nos encaminamos cuando le apostamos a generar una mutación de nuestra educación para volvernos a enamorar del Derecho, no la dejaremos a un lado y les estaremos contando todo lo que hagamos en torno a ello. Tratando de hacerlo de la forma en que Juan quería, no es fácil pero tomaremos esta vez a la muerte como un impulso para seguir en este proceso de construcción y no dejaremos que las cosas paren aquí.
Una y mil veces, que Dios les de las fuerzas para poder recordar a Juan y no sentir nostalgia porque él estará lejos de los mortales. Estamos seguros de que Juan estará observándolos y cuidándolos.
Cuentan con nosotros como grupo del Foro “Construyendo el Derecho; soñando y estudiándolo” y con todos los que nos encaminamos por esta lucha.

Marzo 20 de 2008.

Ana Cristina Henao, Julián González, Daniel López, Andrés López, María Cristina Hernández, Camila Mariño, Ana María Mondragón, Catalina Rivera, Carolina Moreno López.